Reflexiones sobre el miedo, la valentía y la plenitud
Vivir sin miedos y vivir con plenitud incrementa la calidad de vida y nos hace más felices. Porque el miedo frena e impide hacer lo que quieres hacer, no deja que tu energía fluya y debilita el bienestar y la saluden general. Además, el miedo impide la capacidad de razonar con libertad, discernir entre posibles caminos o iniciar otros despejados y nuevos. Decidir bajo la influencia del miedo no suele llevar a la plenitud, ni a la claridad de ideas, la transparencia o la luz.
Para fortalecerte has de liberarte de algunas debilidades y complejos y, sobre todo, dejar de compararte con los demás. En cambio, aceptarte fortalece tus cualidades y te ayuda a ser tú mismo.
Libérate de las influencias que te apagan, de aquellas que disminuyen tu capacidad de amar, brillar, sentirte libre y estar en paz. Son influencias externas, pero que también pueden surgir de tu interior como aquellos registros de tu pasado o de tus hábitos, o tus creencias y tu forma de pensar.
Conócete, cura las heridas que mantienen el dolor retenido en ti y suéltalo para que puedas vivir mejor.
Si tu actuación está motivada por el amor, el agradecimiento, la paz o la cooperación, generas una energía que atrae lo positivo y despierta el entusiasmo y la esperanza porque estás liberándote de la paralización que provoca el miedo y empiezas a ser tú mismo, tu creatividad fluye y te sientes fuerte para aceptar, afrontar y cambiar.
Puedes gozar de la plenitud en este momento presente. ¡No desperdicies ni un instante!