Amanece y recibo el mensaje de que uno de mis grandes maestros ha volado a las 3 de la madrugada. Hora en que los cielos están plagados de estrellas brillantes, la naturaleza descansa, pueblos y ciudades están silenciosas. Su ser es abrazado en la Presencia de Amor incondicional. Presencia que he sentido al estar con él, junto a él, frente a él, y también al estar físicamente lejos y aún así sintiéndole muy cerca. Anoté en mi cuaderno, en septiembre 2015 después de conversar y pasear con él en los jardines de Marienrode (Alemania): estoy siempre contigo, no estás sola.
Su mirada transparente, su cara resplandeciente, su ser luminoso rebosa de sabiduría práctica. Es maestro en la aceptación, en el perdón, en el silencio vivo, en reconocer la belleza que yace en nuestro núcleo sano, en darnos vías hacia la liberación de nuestros estratos oscuros y nuestras sombras, para llegar a la esencia del Ser.
Franz Jàlics, a sus 93 años, nos deja un enorme legado. “Conocerse es estar y admitir lo que es y lo que uno es. Es ser uno mismo. –escribió en el prólogo de mi libro Meditación Contemplativa- Es una comunicación y un acercamiento a Dios. Uno se siente más y más cerca de Dios. Esta presencia se muestra en la comunicación con las personas. Uno entra fácilmente en comunicación con las personas.”
Gracias maestro, padre, hermano, amigo, por ser quien eres: un Santo.
Tu ser sigue vivo en mi y, estoy segura, también sigue vivo en muchos en quienes has plantado la semilla del amor y de la presencia divina.
Miriam Subirana, Sant Andreu de Llavaneres, 13 de febrero 2021.