Queridos Amigos, ¡feliz inicio de verano!
Iniciamos el verano, después de una primavera intensa y movida.
Intensa por los cambios, los colores y los contrastes.
Movida porque queremos salir de la indefensión y recuperar nuestra determinación como sociedad civil, nuestra voz para denunciar y salir del engaño.
Quizá nos hemos sentido indefensos. La indefensión se construyó creando estructuras de miedo. Nos sentimos indefensos cuando nos domina el otro, sea el otro el sistema, las personas, las estructuras, las creencias. Recuperamos nuestro poder personal cuando aprendemos a ser en base a nuestros valores y no en base a nuestras creencias, estructuras ni en función del otro. Ya lo decía Robert Bolt: “una creencia no es simplemente una idea que la mente posee, es una idea que posee a la mente”.
Nos sentimos fuertes cuando creamos. Pero hemos confundido poder por adquirir, y lo que adquieres (cosas, objetos, propiedades) lleva consigo el temor a perderlo.
Cuando te sientes internamente libre tienes mucha fortaleza y estás dispuesto a perder, porque sabes que en el fondo no pierdes. Recuperas tu capacidad de renuncia, de vivir sencillo, de valorar el instante y de vivirlo plenamente con todas sus contradicciones.
Recuperemos nuestra creatividad y seamos creadores de cada instante de nuestra vida. Con la capacidad de cuestionar abres las puertas hacia una mayor libertad, te mantienes vivo y creativo.
La vivencia de la libertad puede hacernos sentir un abismo. Como afirma Xavier Melloni, tenemos miedo a ser libres, y cuando un ser es libre nos da miedo.
Quizá debemos profundizar en qué es vivir la libertad junto al compromiso, un compromiso libre, una libertad comprometida. Sólo así transformamos creando una nueva cultura en la que los miedos no nos bloqueen y la libertad de expresión sea la vivencia en las relaciones, el trabajo, la política. Creamos así una cultura y comunidad de seres libres comprometidos por una causa que nos une y nos trasciende.
Ahora que se acerca la verbena de San Juan haremos hogueras y lanzaremos fuegos artificiales, beberemos y nos embriagaremos. Los romanos ya quemaban lo viejo ante la llegada del sol del verano.
Para que entre la luz plenamente en las estancias de nuestro ser debemos soltar lo viejo y quemarlo. Sólo así podremos ser esas chispas de luz que llegan al firmamento como fuegos artificiales que se vuelven reales porque emergen de nuestro ser liberado que abraza y acoge la luz y la difunde para alegrar los corazones. En un estado de éxtasis, en el que la embriaguez no es inconsciencia sino la vivencia de un espacio liberador, donde reina la soltura, el amor y la ternura del ser y del vivir.
Os deseo un buen inicio de verano en el que hagáis turismo interior: un viaje a los rincones de vuestro ser que necesitan ser vistos, apreciados y reconocidos.
Un abrazo sentido
Miriam Subirana